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¿Porque será qué cuesta tanto tomar decisiones?
Estamos frente a un universo que nos ofrece más posibilidades y oportunidades que nunca.
¿Será quizá qué tanta oferta nos confunde y ya no sabemos elegir?
¿Será qué tenemos miedo de perdernos algo o él saber qué dejamos otras opciones sobre la mesa no nos gusta?
¿Será qué estamos más centrados en las pérdidas que en las ganancias?
Es importante comprender qué no todos somos iguales. Qué hay individuos con alta tolerancia al riesgo y otros no tanta, qué la autoestima y la autoconfianza juegan un rol fundamental.
La forma en qué cada individuo toma decisiones y desarrolla está tolerancia hacía no sólo tomar la decisión sino también ejecutarlas proviene de nuestras experiencias, nuestra educación y nuestra crianza.
Algunos le llaman creencias limitantes. Yo prefiero llamarle la narrativa interna. ¿Qué cuento me cuento? Lo interesante es que una vez qué hacemos conciencia de su existencia tenemos nuevas opciones: mantenemos está narrativa o elegimos cambiarla.
Te estarás preguntando… ¿Cómo se hace para cambiar esa narrativa tan vieja y arraigada qué nos acompaña por tanto tiempo?
La respuesta es simple. ¿Estás dispuest@ a pagar el precio? Y habló de precio de forma simbólica un precio en tiempo, invertir dinero, sentir emociones no tan placenteras, experimentar perdidas, hacer sacrificios, vivir incomodidades, ser criticados…
Sí nos sinceramos con nosotros mismos descubriremos qué no decidimos cuando no aceptamos pagar ese precio, consciente o inconscientemente.
Cuando no decidimos le estamos dando permiso a los miedos controlar nuestra mente y nuestro destino.
¿Qué pasaría sí al miedo lo pintaremos de blanco?
¿Sí en lugar de ver oscuridad en él pudiéramos ver luz?
¿Sí consideramos al miedo cómo una alarma qué nos anuncia qué la información que poseemos hasta el momento presente es incompleta y estamos frente a la oportunidad de completar esta información?
¿No sería todo más fácil y más emocionante?
Tomar decisiones pensando en todo lo que podemos adquirir, viendo luz hacía adelante y mirando él futuro con curiosidad es un cambio de mentalidad.
¿Te animas a probarlo, aunque sea por una semana?
Cada vez qué sientas miedo pregúntate:
1-qué pasaría sí del otro lado del miedo hay un mundo desconocido MEJOR al qué hoy conozco?
2- Que es lo peor qué me puede pasar?
3- estoy dispuesto/a física y emocionalmente a tolerar lo peor qué me puede pasar?
Transforma tus miedos en trampolines y no en pesos muertos qué te estancan.
¡Él qué no avanza, retrocede porque él río sigue corriendo!
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