fbpx
¿Quién no saltó las olas?

¿Quién no saltó las olas?

Aquellos que vivimos junto mar sabemos el placer de un chapuzón

MARIANA KONSOLOS

Nada más lindo que darse un chapuzón en el mar en los días  calurosos de verano.

Pero uno de mis mejores recuerdoseran los viernes de tardecitacuando llegábamos de Montevideo acalorados y muertos de  cansancio a Punta. Entonces parábamos en la Mansa y nos  tirábamos al agua calentita para darnos un chapuzón apurado   antes que el sol se ocultase para no morirnos de frío.

No nos queríamos irOtra cosa que nos encantabaera cuando íbamos a pasar el día entero a la playa Brava.

Los mayores se instalaban bajo la sombrilla con una heladerita llena de comida y los chicos corríamos al agua a saltar las olas.

-Ésta por arriba, gritaba Marcelo. Y todos nos sambullíamos por debajo de la ola – Ahora por abajo, gritaba yo. Y de repente, sin avisar, venía una ola gigante y nos revolcaba por la arena hasta la orilla.

Nos levantábamos rápidamente y mientras nos sacábamos los   pelos de los ojos,corriamos nuevamente para atrapar a la   siguiente ola antes que reventara en nuestras caras.

Y la fiesta se completaba cuando entraba mi papá. Él se iba cada vez más hondo y nosotros lo perseguíamos. No teníamos miedo de nada porque él nos protegía.

Mi papá ya no entra al agua con nosotros, de todas maneras yo  sigo saltando las olas cada vez que vuelvo a Punta del Este.

Y no hay sorpresa más linda que escuchar un papá con sus hijos   recreándo la misma escena que años atrás era nuestra.

Los gritos de júbilola alegria y ese sentimiento de sentirse seguro y que nada te puede pasar porque tu papá está ahí para cuidarte.

He recorrido infinidad de playas en el mundo. Hay playas más lindascon arenas más finascon aguas más   cálidas que las de Punta del Este.

Pero las playas de Punta del Este son mías porque estan llenas de recuerdos, besos al amanecer, atardeceres con clericó y jornadas de juntar berberechos.

Estoy segura que es también parte de muchas otras personas que al igual que nosotros las saboreamos desde la infancia con aguasvivasmejillones saltando las olas.

Punta del Este es mi casa, mi refugio y mi lugar en el mundo. ¡Me voy Punta… pero siempre vuelvo!

Los veranos de Punta del Este en los ’80

Los veranos de Punta del Este en los ’80

Punta del Este – Veranos – Playa

Los Veranos de Punta

Recuerdos de los 80!

MARIANA KONSOLOS

26  Setiembre 2017

Cierro los ojos y los recuerdos fluyen…

Éramos adolescentes y éramos libresTodos los años esperábamos ansiosos las vacaciones de verano, En aquella época no sabíamos cuan privilegiados éramos de poder ir tres meses al balneario elegido por los políticos y la farándula Argentina. Teníamos a nuestros amigos, también argentinos , a los que esperábamos ansiosos cada verano! Cuando llegaba la primer quincena de verano éramos una barrita de unos 20 chicos. Juntos íbamos a la playa de Papa Charlie donde jugábamos al voley, caminábamos y charlábamos por horas. A la noche íbamos a bailar a Swan, a comer chivitos a la Fragata o tortas a King Sao.

No había Uber, y a nadie le preocupaba porque íbamos a todas partes a dedo. Es que era tan divertido! Ademas formaba parte del programa diario. Y tenía sus ventajas porque de esta manera muchas veces conocíamos chicos nuevos que nos invitaban a salir y la barra se seguía agrandando. Hoy lo pienso y me doy cuenta de que éramos tan sanos, tan ingenuos y estaba tan bueno!

Los días de lluvia jugábamos cartas, o organizabámos mejilloneadas. Otras tardes íbamos a andar a caballo o en bicicleta. Cuántas veces nos pasamos el día pescando y después limpiando pescados por horas para comerlos a la noche todos juntos. Era un festín!

Sin darnos cuenta estábamos inmersos en la naturaleza, en el mar y en la arena. El sol era la fiesta del fin del día. Todos los del grupo nos quedábamos en la playa guitarreando y esperando a los grandiosos atardeceres. No había relojes, ni apuro para llegar a ninguna parte. ¡Estábamos presentes!

Me acuerdo una noche en Gorlero, donde nos encontrábamos todos en los Flippers – así le decian los porteños a las maquinitas – y a mi hermano y a mi se nos ocurrió la brillante idea de invitar a todo el mundo a una fiesta en la pileta de mi casa. Por supuesto que mis padres no estaban y la idea era no dejar entrar a nadie a la casa para que no dejar rastros y que mis padres ni se enteren.  ¡Fue una fiesta para el recuerdo!

Pero éramos adolescentes y a las pocas horas los chicos empezaron a tener hambre. Marce y yo trajimos comida de la cocina. Nos vaciaron la heladera! La noche era tan cálida que nos quedamos todos dormidos en el jardín en las reposeras. A las 8 de la mañana aparecieron mis padres y se encontraron con el jardín lleno de jóvenes durmiendo! No los recuerdo enojados, ni recuerdo vecinos quejándose, ni penitencias severas.

Hoy comprendo que no había verdaderos motivos para enojarse. No éramos más que un grupo de chicos, jugando a ser rebeldes, disfrutando del verano y la amistad. Éramos realmente MUY SANOS!

PD: Aunque parezca mentira, 35 años más tarde conservo amistad con muchos de los chicos del grupo!

× How can I help you?